~MATRIMONIO~
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Introducción al matrimonio
El matrimonio en la Antigua Roma tenía una gran importancia en la sociedad y algunos de los objetivos principales era generar hijos legítimos que mantuvieran el apellido
de la familia, que heredasen la propiedad y también la situación de sus padres.
Entre los patricios también servía para sellar alianzas políticas y económicas.
En la Antigua Roma, el matrimonio se tenía que cumplir con ciertos requisitos tales como la edad, siendo la edad mínima de catorce años para los chicos y doce las chicas.
Para poderse casar era necesario el consentimiento mutuo y además la aprobación por parte de ambos padres. El matrimonio era un medio legal de enriquecimiento por la dote, pero era sobre todo la manera que tenían los romanos de conservar el núcleo familiar.
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Relaciones prohibidas
El matrimonio recibía el nombre de
connubium y no todo el mundo podía disfrutar de esta capacidad jurídica, únicamente los ciudadanos romanos. Los extranjeros, los esclavos, los actores y los que se dedicaban a la prostitución tenían prohibido contraer matrimonio, aunque habían casos excepcionales.
No estaba aprobado el matrimonio entre padre e hija, madre e hijo (incluso si el hijo o hija era adoptado) ni entre hermanos. Tampoco estaba permitido el matrimonio entre un hombre y su sobrina.
El adulterio era un delito grave que permitía al padre o al marido matar a su hija o esposa y también al amante. Esto sucedía cuando un hombre casado o sin pareja era descubierto en el acto con una mujer casada. Si la mujer era extranjera o ejercía de prostituta, no se consideraba adulterio, aún si el hombre estaba casado.
El divorcio era tan informal como el matrimonio, y bastaba con que uno de los dos cónyuges se decidiera y celebrara el acto ante testigos.
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Elección de la fecha
El matrimonio se celebraba cuando los prometidos llevaban entre seis meses y dos años de noviazgo.
Debido a la importancia que este acto tenía en la vida de las personas, se debía realizar en fechas consideradas como favorables. La mejor fecha era la segunda mitad de junio, que coincidia con el solsticio de verano.
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| (solsticio de verano) |
Aunque no estaba prohibido, no era aconsejable casarse en los días festivos romanos porque los invitados optarían por participar en estos eventos y no en la ceremonia. En este tipo de casos, era donde destacaban las bodas de las viudas, ya que de esta manera su acto no llamaría tanto la atención.
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Ritual de la ceremonia
El día de antes de la boda la novia regalaba como una ofrenda, los juguetes de su infancia a sus Lares familiares (dioses familiares representados en pequeñas estatuas a la entrada de la casa, cuya función era protegerlos de los extraños), y también su bulla (colgante protector de los espíritus malignos que usaban desde que tenían unos pocos días de vida).

La casa de la novia era asesorada por la
pronuba, una matrona casada y que aun seguía viviendo con su marido, con lo que simbolizaba a la "esposa ideal".
El día de la boda se iniciaba con un cortejo; se encendían unas antorchas que guiaban a la chica hasta la casa del novio, quien la recibía y le ofrecía fuego y agua. La prometida llevaba un velo que le tapaba la cara y junto a ella, tres niños que tenían que conservar a sus padres aún con vida. Dos de ellos iban dándole la mano a la novia, mientras que el tercero iba delante de ella con una antorcha que había sido encendida en su respectiva casa. Se consideraba que la ceniza que quedaba de esta antorcha, otorgaba longevidad a la relación.

Se sentaban los novios, uno al lado del otro, en un banco que había sido forrado en piel de oveja, la cual había sido ofrecida en sacrificio. Después el acto continuaba cuando el novio daba una vuelta a la derecha del altar y tomaba un poco de sal y un pan de espelta, que ambos compartían. Tal acto consagraba la unión y la mujer pasaba en ese momento, de las manos del padre a las del marido.
Cumplidos estos ritos, se celebraba la
cena nuptialis en la casa de la novia. En el banquete participaban los familiares y amigos invitados, prolongándose el evento hasta el amanecer en muchas ocasiones. Luego se producía el
deductio, que era una simulación del rapto de la novia por parte del novio. Esto hacia alusión al rapto de las sabinas, en el que Rómulo y sus compañeros tomaron a sus esposas, recurriendo a la fuerza.
La
pronuba la conducía a la cama de matrimonio, donde se daba por terminada la unión.
Al día siguiente, la esposa se vestía con la vestimenta de las matronas y se realizaba otra ofrenda a los Lares. Ese mismo día se celebraba un nuevo banquete reservado para los familiares de los recién casados.